Transformación digital centrada en las personas: cómo evitar el 70 % de fracasos
Hoy mas que nunca la tecnología es accesible y masiva, así que ya no es ventaja. La verdadera ventaja es la capacidad humana de adoptarla, dominarla y multiplicar su valor.
Sofía Valdés - Directora de administración
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Las cifras son consistentes, y alarmantes: siete de cada diez programas de transformación fracasan en alcanzar sus metas, y los digitales fallan aún más: el 80 % no entrega el valor prometido según Gartner. El diagnóstico de McKinsey es claro: la causa principal no es la tecnología, sino la cultura, la motivación y las capacidades de las personas.
Donde se rompe la cadena de valor
Propósito borroso: los equipos no entienden por qué cambiar.
Adopción forzada: procesos impuestos desde el equipo "especialista" sin involucrar a quienes viven el flujo de trabajo.
Déficit de capacidades: capacitación superficial que no alcanza la “masa crítica” de habilidad digital.
Liderazgos ausentes: sin patrocinio visible, la urgencia se evapora y los viejos hábitos prevalecen.
La evidencia
Organizaciones que colocan a las personas en el centro sufren la mitad de la volatilidad en resultados. Además, aquellas que siguen las buenas prácticas —liderazgo visible, capacitación intensiva, empoderamiento y comunicación constante— multiplican en 1,6 × sus probabilidades de éxito.
El nuevo reporte “Superagency in the workplace” (McKinsey, 2025) subraya que el mayor obstáculo no son los empleados, que por supuesto desean herramientas útiles, sino los líderes que no ajustan la organización con suficiente velocidad
Cuatro principios para convertir la cultura en motor de la tecnología
1. Propósito claro y tangible
Relacionar cada automatización con un beneficio para la persona (menos tareas repetitivas, más foco en decisiones). Historias locales superan a los eslóganes globales: un piloto exitoso en un equipo pequeño genera tracción orgánica.
2. Co-creación de procesos
Invitar a operarios, agentes de ventas y analistas a rediseñar su propio flujo antes de codificarlo. Este simple gesto reduce la resistencia y destapa mejoras que la alta dirección desconoce.
3. Capacitación inmersiva
Cambiar “cursos de 40 h” por micro-módulos just-in-time ligados a retos concretos. La combinación de tutores internos y copilotos de IA eleva la retención de habilidades y acelera la curva de productividad.
4. Métricas de adopción y comportamiento
Medir uso real, calidad de dato generado y tiempo liberado, no solo despliegue técnico. Estas señales tempranas permiten intervenir antes de que la curva de adopción se estanque.
Resultados que se sostienen en el tiempo
Cuando el diseño digital gira en torno a las personas:
Velocidad de adopción se duplica; funcionalidades críticas superan el 70 % de uso efectivo en menos de seis meses.
Compromiso del talento sube hasta 15 p.p., reduciendo rotación y atrayendo perfiles con mentalidad de aprendizaje.
Captura de valor crece: McKinsey ha observado transformaciones exitosas que generan 2,7 × más valor que el objetivo inicial cuando el factor humano se convierte en prioridad
El imperativo 2025
La IA y la automatización democratizan capacidades avanzadas; lo que seguirá diferenciando a las organizaciones es la rapidez con que su gente integra esas capacidades en el día a día. El reto ya no es adquirir tecnología, sino orquestar talento, cultura y liderazgo para que cada línea de código se traduzca en ventaja competitiva sostenible.
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